La Sala Gravitacional
Relato de ciencia ficción - Virus "Parasis" II
Relato completo
Lily, embutida en un pesado traje espacial, caminaba con esfuerzo por la sala gravitacional. Allí, los cadetes y marines simulaban las condiciones marcianas con el objetivo de prepararse para las misiones en el exterior. La estancia ovalada tenía el suelo cubierto de arena y rocas. En las paredes, los paneles holográficos, al mostrar la superficie de Marte, hacían la simulación más realista.A su lado estaba el médico militar Daniel White, un hombre alto, delgado, de unos cuarenta y cinco años, con el pelo canoso y unas gafas metálicas azuladas que se apreciaban por el cristal del casco. Se había pasado las dos primeras horas de instrucción en la sala, protestando por su incorporación a la unidad. Incluso envió una reclamación a través de su comunicador al comandante Thompson, aunque fue rechazada. Las dos horas siguientes se dedicó a recitar con orgullo todos sus títulos académicos atesorados en los últimos veinte años.
El instructor Chris escuchó con paciencia al doctor por el comunicador, pero le recordó que, además del trabajo administrativo y de consulta, debía realizar misiones de campo; por eso había sido seleccionado en esta unidad. Daniel siguió protestando porque las correas de sujeción le apretaban en los brazos, las botas eran pesadas, el casco con pantalla reducía su visión...
Después de unas horas de entrenamiento, Lily lo tenía claro: Daniel nunca había abandonado su despacho en la base; ahora, cuando debía realizar su primera misión sobre la superficie de Marte, estaba nervioso. Sus movimientos eran más torpes incluso que los de ella; para disimular su ansiedad les contaba a cadete e instructor las intervenciones quirúrgicas realizadas la semana anterior. «No se puede negar, es un hombre inteligente, pero está cagado de miedo», pensó la joven.
A través de sus cascos, Chris les ordenó montar un hábitat portátil. Se trataba de una tienda de campaña, hecha de materiales sintéticos duraderos y láminas de metales ligeros. Estaba diseñada para inflarse en el vacío, resistía altas temperaturas, así como cambios bruscos de frío y calor.
Los dos astronautas leyeron las instrucciones en el panel de su casco antes de proceder a instalarla. Primero, seleccionaron el emplazamiento, a continuación estiraron la tienda. Al andar hacia atrás, Daniel perdió el equilibrio. Se agarró con fuerza al material sintético y Lily notó el tirón. Aunque llevaba puestas sus botas pesadas, salió disparada hacia adelante hasta chocar con el médico. Ambos quedaron aturdidos por el golpe durante unos segundos. Cuando se recuperaron, volvieron a intentarlo; en esta ocasión, consiguieron su objetivo.
Los dos astronautas leyeron las instrucciones en el panel de su casco antes de proceder a instalarla. Primero, seleccionaron el emplazamiento, a continuación estiraron la tienda. Al andar hacia atrás, Daniel perdió el equilibrio. Se agarró con fuerza al material sintético y Lily notó el tirón. Aunque llevaba puestas sus botas pesadas, salió disparada hacia adelante hasta chocar con el médico. Ambos quedaron aturdidos por el golpe durante unos segundos. Cuando se recuperaron, volvieron a intentarlo; en esta ocasión, consiguieron su objetivo.
Tras el inflado, activaron la presión atmosférica en el interior antes de realizar una descompresión en la pequeña sala de acceso al resto. El espacio interno era cómodo, con muebles funcionales sintéticos. Cuando una luz verde se encendió, se quitaron los cascos para respirar profundamente mientras observaban desde la ventanilla la simulación marciana de la sala gravitacional.
Espero que te guste
Un saludo
No hay comentarios:
Publicar un comentario